Una joven llamada Lucy que iba a casarse al día siguiente con su prometido Arthur volvía a su casa por la noche cuando había una gran tormenta. Al girar una esquina fue atacada por un enorme vampiro con los ojos rojos, unos grandes y alargados colmillos y que vestía una sucia capa roja.
Cuando el vampiro la mordió, Lucy se convirtió en vampiresa y tuvo que estar varios años con la maldición de la inmortalidad; es decir que no podía morirse.
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